"Puerta de Las Eras"


La Puerta de las Eras fue el principal de los accesos musulmanes de Cañete. Abierta al oeste del perímetro fortificado daba paso a la vega del río Mayor y al viejo camino hacia Teruel y Albarracín (por Cañigral), quizás antigua calzada romana y ruta medieval de primer orden. Puerta-torre de espectaculares dimensiones (unos 12 por 8 metros de planta), muestra un complicado sistema de tránsito mediante codo y pasadizo con bóveda de cañón en el que se acumulaban arcos de herradura de diferente luz, dobles portones y rastrillo levadizo.

En el interior del pasadizo arranca también una empinada escalera embutida en el muro, cubierta por grandes y toscas losas de sillar, que daba acceso a la desaparecida sala de guardia superior. Desde ella, al igual que en la Puerta de San Bartolomé, se daría acceso a los adarves. Frente a la puerta, la muralla gira en un brusco quiebro, sobresaliendo y ofreciendo un ángulo óptimo para enfilar las espaldas del enemigo que se plantase ante el arco exterior. Todo el conjunto completo debía ofrecer una imagen soberbia.

Hoy en día, debido a los cambios urbanísticos, la torre está empotrada en edificios modernos. El acceso exterior es casi invisible y se ingresa hoy en el espacio intramuros por un simple boquete en la muralla. Así, se contempla el sistema defensivo de la puerta desde el interior, nunca como lo hicieron los viajeros que llegaban antaño a Cañete. Hace unos años fue parcialmente restaurada, rehaciendo alguno de los arcos de herradura.

Es conocida la especial atención que la poliorcética islámica medieval dedicaba a las puertas, puntos débiles de cualquier perímetro fortificado. A partir de antecedentes romanos, bizantinos y visigodos los musulmanes desarrollaron fórmulas de una gran complejidad técnica y arquitectónica que convirtieron la expugnación de puertas en algo casi inasequible para la tecnología ofensiva de la época. El trabajo en las puertas de Cañete es un ejemplo magnífico de defensa de accesos, sin duda el mejor exponente de toda la provincia de Cuenca y uno de los más destacables que han sobrevivido del periodo del Califato de Córdoba en toda la Península Ibérica. De hecho, las dos puertas mayores de Cañete ofrecen un refinamiento notable para la época, evidenciando la presencia de un maestro constructor de primer orden del que desgraciadamente nada sabemos. No pararía aquí una evolución extraordinaria, cuyo máximo logro en todo el Al-Ándalus sería, muchos años después, la soberbia Puerta de Yusuf I (o de la Justicia) en el recinto de La Alhambra.

Las puertas de Cañete se ubican en el interior de grandes torres “albarranas” (del árabe al-barr, el campo), construidas de forma independiente al lienzo de murallas, y que llegado el caso podían hacer una defensa autónoma, incluso si los muros vecinos eran superados por el enemigo. Aunque la parte superior de la torre de las Eras ha sido desmochada y es muy poco lo que puede decirse sobre ella, quizás tendría en sus orígenes una altura entre 16 y 20 metros (en la actualidad cuenta con algo más de 12) y contaría con sala de guardia y, sobre ella, el nivel de almenas. Con el paso del tiempo la estructura sufrió reformas funcionales, como la sustitución del arco interior (sin duda de herradura y más estrecho), por un arco rebajado de amplio vuelo. Perdida su función militar, la progresiva ruina, los expolios sufridos tradicionalmente para reaprovechamiento de sus materiales y el urbanismo agresivo de los dos últimos siglos han desvirtuado completamente lo que fue formidable bastión islámico.