Cañete es uno de los conjuntos históricos de la provincia que mejor ha conservado su arquitectura tradicional. En todo el casco antiguo existen todavía un buen número de interesantes muestras de construcción popular, exponentes magníficos de la arquitectura tradicional de la Sierra de Cuenca.
El peculiar trazado urbano de Cañete, intrincado dédalo de callejuelas empinadas y estrechas, produce una bella simbiosis con las formas sencillas y encantadoras de la arquitectura popular local. Las viviendas se adaptan, se acoplan a la topografía y al plano incoherente legado por los musulmanes: pequeñas, compactas, salpicadas de irregularidades, pasadizos, voladizos, entramados de madera, muros desplomados, encalados desconchados, rancios portones de doble hoja y tejados vetustos, decoradas a veces por rosales y parras, por balconadas llenas de flores.
La arquitectura popular de la Serranía de Cuenca, de la que Cañete es muestra destacada, forma parte de una gran tradición constructiva que se extiende por todo el Sistema Ibérico, a lo largo de las provincias de Guadalajara, Teruel y Soria.
Se caracteriza por el empleo de los materiales que brinda en abundancia el entorno: la piedra y la madera. Ambos son los elementos casi exclusivos de cualquier casa serrana. Existen pequeñas variaciones acerca de cómo edificar: en la mayor parte de los pueblos, como ocurre en Cañete, se construye con entramado de madera en los muros de los pisos altos, en tanto que el bajo es de piedra maciza. El entramado de madera (compuesto por puntales, tirantes, soleras y zapatas) tiene la ventaja de brindar una gran robustez en la edificación con un peso reducido. En otros lugares es costumbre prolongar el muro de piedra en todos los pisos. Los aleros casi siempre están formados por la madera de la propia cubierta, aunque también aparece (raramente) el alero de teja. Son frecuentes balcones y voladizos de madera, de gran sabor popular. La altura es variable, siendo lo normal dos pisos además del bajo. Los encalados pueden ser o no característicos, según las zonas. También es normal en algunos lugares el enyesado o engobe. La piedra vista, sin embargo, es la solución más habitual en una comarca con un clima húmedo que hacía costoso el mantenimiento de los encalados. Cañete presenta estas tres formas: encalado, engobe y piedra vista.
En cuanto al tamaño, la casa serrana es por lo general muy pequeña, acorde con la escasez de medios de la zona. Sólo un pequeño número de viviendas presentan mayores superficies. A diferencia de la vivienda manchega, que contempla patio interior, la casa en la Sierra es una unidad compacta. Generalmente, en tanto el primer y sucesivos pisos se reservaban para residencia, el piso bajo era ocupado por los animales de cría y labor. De aquí algunos elementos característicos, como la puerta de doble batiente.
Otra cosa es la pugna por la conservación. En Cañete, la falta de concienciación durante décadas ha propiciado la aparición de auténticos desmanes urbanísticos por todo el conjunto histórico, que han amenado seriamente la imagen unitaria de esta preciosa arquitectura tradicional, rasgo sobresaliente de cultura popular cañetera. Por otro lado, el estado de conservación de muchas de las casas tradicionales, semiabandonadas, deja mucho que desear. Diversas iniciativas en estos últimos años, unidas a una firme toma de conciencia, se están poniendo en marcha para asegurar la conservación de una de las más valiosas muestras del acervo patrimonial de la localidad. Mejoras evidentes en estos últimos años están marcando un antes y un después en la conservación.