Según una tradición no confirmada documentalmente pero muy arraigada en la vila, el arco que se conserva en un estrecho callejón ascendente sobre la Plaza Mayor fue la entrada de la sinagoga de la pequeña comunidad judía de Cañete, constatada desde el siglo XIII y que perduró hasta su expulsión definitiva a finales del XV. Se trata de un arco elegante y sencillo que da acceso a un reducido patio, casi un pasillo. Cualquier otro resto físico de la aljama o de la mera presencia hebrea en Cañete ha desaparecido, sepultada por los años. Los bezantes que ostenta el arco en sus impostas lo datan precisamente en el reinado de los Reyes Católicos.